031 - Pila pila

La propuesta me había parecido de lo más sensata. Cuando me separé, había en mi minúsculo departamento, escasísimas posesiones de mis hijos. Y, a decier verdad, cuando venían a visitarme, muchas veces se aburrían. Para peor, no tenía tele y, aunque podíamos ver alguna película, apiñados los cuatro delante de la pantalla de la computadora, era un tanto dificil ponerse de acuerdo en cuanto a qué ver. De hecho, era una batalla constante entre cine de autor, acción, románticas y animación donde -se eligiera lo que se eligiera- al menos tres de cuatro acababan a las puteadas (salvo, en realidad, cuando se imponían las películas de Natalia: aunque jamás lo vaya a admitir en público, Carolina ama las de animación).

Entonces, cuando Valeria me propuso que algunos de los juguetes de mis hijos migraran a mi precario hogar, me pareció una idea fabulosa. Así, cada vez que mis vástagos venían a casa, traían en sus respectivas mochilas alguna cosa que habían rescatado de la casa de su madre.

Todo lo que traían tenía un denominador común. Sólo que yo no lo noté hasta pasado un tiempo, hasta una fatídica tarde de domingo en que me empezó a doler notablemente la cabeza. Una rápida inspección ocular me dio el diagnóstico: Martín jugaba con un Game Boy, Carolina miraba una bailarina que daba vueltas en una cajita de música y Natalia aporreaba un pianito de juguete. Demasiado ruido, todo junto.

- Chicos... ¿En casa de su mamá también hacen tanto ruido? - pregunté risueño, al imaginarme el ataque de nervios que podría tener mi ex ante una situación similar.
- Eh... No, papá - se quedó pensando Caro.
- ¿Sabés qué pasa, viejo? - intervino Martín - Que todos los juguetes a pila están acá.

Entonces lo comprendí todo. Entendí por qué todo el ruido estaba en mi destartalado hogar. Entendí por qué, en mi última excursión al supermercado, había gastando más de 50 mangos en pilas y baterías de variopintos tamaños, formas y colores.

Y, en la siguiente cuota alimentaria, le desconté el gasto de pilas. Si tiene algún problema, que lo hable con mi abogado.