225 - Caramelos

"Tu hija me odia", me escupió Mili, al borde del llanto. Carolina es terca, es dura, por momentos es errática e imprevisible. Pero, si conozco a mi hija, no creo que sea capaz de odiar. Tiene una tonelada de conflictos. Consigo misma, con su identidad, con su rol, con su madre y conmigo. Pero Carolina no odia. Es sólo una nena de nueve años que perdió la estructura de una familia sin comerla ni beberla y, pobrecita, hace lo mejor que puede para mantenerse a flote.

Mili, por su parte -y por momentos juro que la entiendo y todo- también tiene sus problemas. Está en una ciudad ajena, en una casa ajena, durmiendo en una cama ajena y abriendo una heladera ajena. Imagino por momentos que debe sentirse en una especie de limbo urbano: ni el infierno del hogar paterno ni el paraíso del hogar conyugal. Algo en el medio a lo que, justamente, le falta eso, el hogar.

Caro es cabrona y con Mili se ha ensañado gravemente. Mili, por su parte, está enojada con el mundo, con la vida, con el destino y con los putos dioses del olimpo porque no todo está saliendo exactamente como lo habíamos planeado.

- Tu hija me odia - me repitió.
- No te odia, sólo es una nena conflictuada - repuse.
- Pero no tiene derecho a tratarme como me trata.
- Tenés razón. Pero, en última instancia, vos sos el adulto. Sos vos la que se la tiene que bancar, hasta que ella madure y entienda.
- ¡Andá a cagar!
- Hoy estás hecha un caramelito - traté de aflojar la tensión con un chiste.
- Ay, qué tierno - el tono cínico de Mili se distinguía desde catorce kilómetros de distancia.
- Por supuesto que sos un caramelito, mi amor... ¡Un Suchard!
- Todo para decirme que soy un sorete
- No, sorete no. Ácida, como los caramelos Suchard. Si te hubiera querido decir “mierda”, te habría dicho: "estás hecha un caramelito... un Media Hora”
- Jurame que dejaron de fabricarlos - se distendió mi pequeña marplatense.
- No, aún existen. Y no me digas que los caramelos Media Hora no tienen gusto a mierda.
- ¿A qué mente siniestra se le ocurrieron? ¿Qué tipo de papilas gustativas tiene el consumidor de caramelos Media Hora? ¿Quién les hace el marketing? ¿Cómo vendés un Media Hora? "El caramelo más hediondo del mercado ¡Probalo!"

Y, por un rato, la tremenda amargura de ver enfrentadas a dos mujeres que amo, se evaporó.