Ayer me crucé por la calle con Mariana, una de las chicas con la que compartimos el fin de semana y la fallida comunidad de Encuentro Matrimonial. Siempre me llamó la atención que Mariana y Eduardo, su marido, un enjuto empleado de cabina de peaje, se hubieran enrolado en Encuentros. Eran muy jovencitos y a duras penas llevaban un par de años de casados. Demasiado poco tiempo como para estar lo suficientemente mal ¿No?
Me saludó con un beso y un abrazo, realmente alegre por el encuentro casual.
- ¿Y qué es de tu vida? - pregunté
- Y... me separé del Edu - respondió avergonzada.
- ¡Yo también me separé de Valeria! - contesté a los gritos, mientras estallaba en una carcajada.
- ¡Qué bueno! ¡Aguante Encuentro Matrimonial, carajo!