- ¿Y por qué quieren hacer una terapia de pareja? - preguntó la entrevistadora de la obra social.
- Porque nos llevamos como el culo - respondí con una sonrisa falsa.
- Eh... Eso no es del todo correcto - intervino Valeria, ante las caras de estupor mía y de la psicóloga.
- ¿Y cómo es eso, señora? - preguntó la profesional.
- Necesitamos hacer una terapia de pareja porque mi marido es un irresponsable peligroso - se despachó mi exposa - Le importa más de sí mismo, de sus noches de poker con amigos, de su bandita de rock y de su trabajo más que de mí; mi marido no me da toda la atención del mundo, me tiene abandonada y es normal que yo engrane.
- Claro - respondí con naturalidad - porque, si no fuera por eso, nos llevaríamos bárbaro. Que vos seas autoritaria, prejuiciosa, engreída, controladora, caprichosa, rígida, grosera, cruel e intolerante no tiene naaada que ver ¿Verdad?
- Mirá, pedazo de hijo de puta... - empezó Valeria, que fue rápidamente interrumpida por la encargada de admisiones.
- Definitivamente necesitan una terapia de pareja - dijo, levantando un poquito la voz, para imponerse por sobre la andanada de insultos que Valeria ya tenía en la punta de la lengua - Pídanse un turno con el Licenciado Menéndez, acá les dejo la tarjeta... Y no se preocupen, que yo me voy a encargar personalmente de llamarlo y darle algunas "referencias" del caso.