133 - Fin de semana ¿salvaje?

Lo teníamos todo planeado. Guille había conseguido un departamento prestado en Mar del Plata, un penthouse sobre la Avenida Colón que supo ser un lujo de reyes en los alocados años '70. Jorge decía que conocía unas chicas "ligeras de cascos", en sus propios términos, y bien dispuestas para recibir al turista; y Pablo aportaba su 4x4 para que todos nos dirigiéramos cómodamente a la ciudad de los Havanettes en busca de un fin de semana de desenfreno.

Había ahorrado unas monedas para este viaje, como para poder comer todos los días, aportar para ponerle nafta a la camioneta y, de paso, tirar alguna ficha en el casino. Teníamos la fecha sincronizada a la perfección para que estuviera fuera de mi régimen de visita y todo parecía marchar sobre ruedas, las enormes ruedas de la Cherokee que nos llevaría a Mar del Plata a gastarnos los ahorros y, eventualmente, tener algo de sexo.

Hasta que apareció Valeria.

- Hay que pagar YA el adelanto del campamento de invierno de las Chicas Guía para tu hija Carolina - aulló.
- ¡Pero estamos en febrero! - protesté.
- Pero el adelanto hay que pagarlo AHORA, si no, no le guardan la vacante.
- OK ¿Cuánto es?
- 300 pesos
- Bien, te doy el 50% de adelanto, 150...
- No, no, no, queriiido -odio cuando dice "queriiido"- el campamento vale 600 mangos, 300 es el 50% del adelanto.
- ¿Pero están todos locos? - perdí el control- ¿A dónde los llevan de campamento? ¿Al puto Sheraton? ¡Por esa guita me voy un fin de semana a Mar del Plata con tres trolas! ¡Ni en pedo pongo toda esa plata!
- OK
- ¿OK? - me extrañó que Valeria respondiera tan calmada.
- Sí, OK, dale... Seguí dándole motivos a tu hija para que te odie. Sabés que no quiere ni hablarte porque te llevaste a su perro, ni te quieras imaginar cómo se va a poner cuando se entere que no va de campamento con las Guías porque su padre se anda patinando la guita en atorrantas.

Por supuesto, Pablo, Jorge y Guillermo se fueron a Mar del Plata sin mí.