- Che... ¿Y por qué vos y yo nunca nos fuimos a la cama? - me pregunta Marina, a mitad de un café.
- Eh... No sé - me desconcierta la pregunta - supongo que porque somos amigos.
- Dejate de joder, Esteban... ¡Si ustedes, los hombres, no creen en la amistad entre el hombre y la mujer!
- Bueno... Yo sí - puse mi mejor cara de Gato con Botas en Shrek II.
- Interesante... Ahora decime también que, por respeto a esa sagrada amistad, te privarías de hacerme de todo - arriesgó, mirándose su propio y prominente escote.
- Te haría de todo acá mismo, sobre la mesa del bar, delante de esas viejas que toman té con masitas.
- ¿Y? ¿Qué esperás?
- A que se vayan las viejas, que me da vergüenza.