Me tomó meses que mi amiga Mica me devolviera el saludo. Y, para peor, ni siquiera sabía por qué estaba ofendida conmigo
Tuve que extorsionarla con un almuerzo en Recoleta para que confesara que no le había "caído nada bien", en sus propias palabras, "lo que le hiciste a Vane".
- ¿Eh? - no salía de mi asombro - Está bien, vos me la presentaste, pero... ¿Desde cuándo lo que haga o deje de hacer con una amiga tuya te afecta?
- Es que Vane y yo somos muy unidas - intentó excusarse.
- Está bien, eso lo puedo entender. Lo que no entiendo es qué te ofende. Si no le hice nada. Y justamente ese fue el problema, que no llegamos a nada.
- No llegaron a nada porque ella se portó como una dama - saltó como leche hervida - porque, si fuera por vos, degeneradito, te la volteabas en la primera cita.
- Disculpame... Yo me la hubiera volteado sin siquiera saber el nombre... Pero me parece que tu amiga te contó cualquiera.
- ¿Ah, sí? ¿Y cómo es tu perspectiva de la historia?
Entonces le conté. La verdad. Con lujo de detalles y sin saltearme nada. Mica acabó por pedirme disculpas por el "malentendido" (sic) y se despidió con un abrazo.
Cómo haya seguido la historia entre Mica y Vanessa después de ese almuerzo, me importa bastante poco.