022 - Debe ser genético

Algo debe haber en los genes de la familia de Valeria. Porque nuestro divorcio no fue un hecho aislado, sino parte de un "divorce spree" que, en el lapso de cuatro o cinco años, diezmó al temido clan, rebajándolos de la categoría de familia numerosa -Campanelli style- a la de familia atomizada disfuncional.

El primer valiente en animarse a darle un voleo en el orto a su mujer fue Victor, primo de mi ex. Buen muchacho, laburante, pero medio chiflado; se había casado con una chica del interior que creía que, al venirse a Buenos Aires y engancharse un "príncipe azul", todos sus problemas serían solucionados como por arte de magia. Lo que la mozuela -Zulema, si no me falla la memoria- no tuvo en cuenta fue que, en la clase media porteña, macho y hembra tiene que salir a cazar a la par para poder darle sustento a los cachorros. Eso de "vos no trabajes, cuidá a los chicos" es cosa de nuestros abuelos (sí, ya ni siquiera de nuestros padres). Para peor, cuenta la leyenda, la dama -devenida con los años en madre de cuatro varoncitos- vivía reprochándole al pobre Victor que no ganaba lo suficiente como para alimentar, vestir, educar y entretender a toda la prole.

Y así como yo he repetido mil veces "hablalo con mi abogado", el no llegó a repetir mil veces "salí a laburar vos también". En la repetición 428 se cansó, hizo un bolso y se fue sin dar mayores explicaciones.

Dicen que lo vieron por Puerto Madryn, piloteando una de esas lanchas que llevan a los turistas alemanes a ver a las ballenas de cerca.

El divorcio de Héctor, casado con Virginia, la hermana mayor de Valeria, fue también, en cierta retorcida manera, por motivos económicos. Habían llegado a detestarse tanto que no tenían sexo ni siquiera para molestarse mutuamente cuando el otro se sentía mal. Hasta que un día, el loco descubrió que gastarse medio sueldo en prostitutas era mucho más divertido y mucho menos problemático que aguantar a la neurótica de mi ex cuñada.

El siguiente fui yo y pasaron un par de años largos hasta que, un buen día, recibí un llamado del Tío Nestor, el hermanito menor de mi difunta ex suegra (*):

NESTOR: ¿Quehashé, loco, tanto tiempo?
YO: Todo bien ¿Y vos, qué contás?
NESTOR: Que me sheparé de la Irma ¿Vihte?
YO: Uh... (silencio incómodo)... qué cagada.
NESTOR: Nah, ninguna cagada, ta' todo más que bien.
YO: Eh... qué bueno... o qué cagada... o lo que sea... en fin ¿En qué te puedo ayudar?
NESTOR: Che, yo te había prestado hace unos años una valija grandota ¿Teacordás? La Vale dice que esha no la tiene, que cuando te fuiste, te la shevaste vo' ¿La tené?
YO: Sí, Nestitor, toda tuya, venila a buscar cuando quieras ¿Te vas de viaje?
NESTOR: Seh, me voy a vivir con Victor a Puerto Madryn.

(*) eso fue confuso... ex suegra, no ex difunta... no resucitó... creo